Después de más de 12 años desde su versión inicial, y casi 8 años de su última versión, hay que comenzar a prepararse para la nueva versión de USB, de la que destaca su impresionante tasa de transmisión.
La especificación USB 1.0 (denominada de baja velocidad) es la primera que se estableció en 1996, y debido a su baja velocidad (0,192MB/s) sólo se utiliza para dispositivos de interfaz humana como ratones, teclados, trackballs, etc.
Poco más tarde, en 1998, se lanzaría una nueva revisión (USB 1.1) que mejora la velocidad (hasta 1,5MB/s). Aunque es una mejora, se va volviendo cada vez más insuficiente para transferir información de varios megas de peso a medida que pasa el tiempo.
Es entonces, cuando surge USB 2.0, un interfaz de alta velocidad (60MB/s) que consigue satisfacer las necesidades de transferencia y comienza a ser comercializado para discos duros externos, pendrives, etc.
La especificación del USB 2.0 fue lanzada en abril de 2000.
El USB 2.0 es un bus externo que soporta tasas de transferencia de datos de hasta 480Mbps.
El USB 2.0 es una extensión del USB 1.1, utiliza los mismos cables y conectadores y es completamente compatible con USB 1.1.
El USB 2.0 es un bus externo que soporta tasas de transferencia de datos de hasta 480Mbps.
El USB 2.0 es una extensión del USB 1.1, utiliza los mismos cables y conectadores y es completamente compatible con USB 1.1.
Sin embargo, está programada la salida del nuevo USB 3.0 para 2009, una nueva especificación en la que los fabricantes ya están realizando pruebas y se tiene como objetivo alcanzar 10 veces la velocidad de su predecesor: 600MB/s. Una velocidad que nos mantendrá perplejos (sólo durante unos años más) hasta la salida de un futuro USB 4.0.
En la siguiente tabla, podemos ver un ejemplo de lo que tardarían las transferencias de un fichero MP3 (aproximadamente 5Mb) y un fichero AVI (aproximadamente 700Mb) mediante las diferentes especificaciones USB 1.0, USB 1.1, USB 2.0 y USB 3.0.
Y ahora, aunque aún quedan varios meses para la comercialización del USB 3.0, hay que tener en cuenta la limitación de velocidad de los discos duros, puesto que si tenemos un disco duro lento, todas las operaciones que hagamos en la que intervenga, aunque tengamos un interfaz USB 3.0 se verán limitadas por un cuello de botella de la tasa de transferencia del disco duro.
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